Co-directora
Pacho, un hombre de 58 años, llega a un viejo pueblo casi en ruinas después de haber hecho un viaje por las estrellas durante miles de años. Llegué al amanecer a un cuerpo frío y abandonado. Llegué de un viaje entre el tiempo y el espacio, y las sombras quedaron esparcidas cual demonios por el universo...
Al llegar a este pueblo, que parece estar solitario, a Pacho lo reciben unos rostros que lo llevan esperando mucho tiempo. Ellos, desde el pasado y a través de sus miradas, acompañan a Pacho a recorrer las calles. En su camino, estos personajes encuentran antiguos puertos, casas de su infancia, monjes de la época de la Colonia y viejos teatros en donde están reunidos todos los políticos que gobiernan su país.
En su andar, este artista de las palabras, el cuerpo y las cosas reconstruye el lugar de su niñez, habla con un río cansado de arrastrar tanta muerte, juega a la revolución y a la resistencia y habla con los restos de un pasado violento, buscando respuestas en un país que se repite constantemente, un país que vuelve una y otra vez a plasmarse en una misma imagen.
Del Orinoco el cauce / se colma de despojos. / De sangre y llanto un río / se mira allí correr, / en mi pueblo no saben, / las almas ni los ojos / si admiración o espanto / sentir o padecer.